miércoles, 21 de abril de 2010

San Jorge y el dragón (Una versión diferente)

Hace muchos años las gentes de un pueblecito del alto Aragón, estaban atemorizadas por culpa de un dragón que escupía fuego. ¡Fuuuf, Fuuuf! Y los campos de cultivo quedaban achicharrados, ¡fuuuf, fuuf! Las patatas asadas y los pimientos también. El dragón abría sus grandes alas y se lanzaba sobre las casas, nublando el sol y asustando a sus habitantes, y en el último momento remontaba el vuelo sin caer sobre ellas pero… eso si ¡fuuuf, fuuuf!, pasó por el patio, del recreo, del colegio y chamuscó todo el patio, ¡Buah, buah! ¡mama!, ¡papa! ¡el dragón ha estropeado mi cole…!

Y ese fue el día en que la princesa pidió a su padre, el rey, que hiciera algo, los niños estaban muy tristes y no querían salir de sus casas. El rey decidió proclamar un edicto en el que se decía:“A todos los caballeros del reino y más allá. Necesitamos de vuestra astucia y valentía para derrotar al dragón que entristece a nuestros niños y quema nuestros campos. Seréis recompensados". Al poco se presentaron varios caballeros con armaduras plateadas, grandes escudos y largas lanzas. El primero partió, llegó ante el dragón extendió su lanza, emprendió el galope y… ¡Fuuuf, Fuuuf! De un par de llamaradas dejó al caballero sin su esplendida y brillante armadura, emprendiendo galope a casa de su abuelita. El segundo decidió ir a pie y al llegar a la cueva del dragón, este se despertó muy pero que muy enfadado y chamuscó la tierra que pisaba el caballero y… ay, ay, el mismo se marchó y en un lago cercano se escondió. Y así uno tras otro fueron fallando en su aventura. Fue entonces cuando apareció un caballero, con armadura dorada como el sol, bajó de su caballo y se dirigió ante el rey.- He oído de vuestro problema majestad, ¿qué queréis que haga por vos?- Que… ¿qué quiero?, que hagas desaparecer a ese dragón, los niños están tristes y los campos arrasados. La princesa se interesó por aquel misterioso caballero:

- ¿Cómo pensáis atrapar al dragón, la armadura, el escudo, la lanza y vuestro caballo no servirán de nada?

- Veréis princesa existe un arma más poderosa, la inteligencia eso será lo que use contra el dragón.

- Y ¿cómo habéis conseguido tanta inteligencia? Pregunto la princesa.

- Yo en concreto leo mucho, de los libros princesa.

Así que el caballero partió al encuentro del dragón, este estaba en lo alto de una montaña, allá en el Pirineo. San Jorge se acercó a caballo, el dragón le oyó llegar y cuando iba a lanzar su llamarada… San Jorge comenzó a dar vueltas en torno a él. El dragón empezó a girar, vueltas y vueltas y más vueltas.

- ¡Aaah! caballero sois un cobarde parar que os chamusque un poquito.

- No os preocupéis señor dragón estoy bien así.

Ya se había hecho de noche cuando el dragón comenzó a tambalearse y de pronto se desmayó, mareadísimo de tanta vuelta. Ese fue el momento que aprovecho San Jorge para tomar la cola del dragón con ella le ató las patas traseras y después las delanteras. Y… la tomó con fuerza con sus manos y comenzó hacerlo girar sobre su cabeza cada vez más rápido hasta que… lo lanzó en dirección a la luna. San Jorge había demostrado que la inteligencia era muy, muy importante y los libros ayudan a que esta crezca… y cuenta la leyenda que desde entonces, por las noches, si miras al cielo veras en él brillar una constelación alada, es la constelación del dragón que ahora vive en el cielo para dar luz.

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